Más allá de que la noticia me entristezca como romantica que soy, la verdad es que provoca un serio trastorno para los insectos en el equilibrio natural. Según un estudio científico, la polución emitida por la quema de combustibles fósiles reduce la fragancia de las flores y hace que para los insectos sea más difícil encontrarlas.
La contaminación aérea proveniente de las centrales térmicas y de los automóviles destruye la fragancia de las flores y obstaculiza la polinización, según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Virginia.
Las flores hoy huelen menos no porque su fragancia sea menor sino porque no llega a nuestro olfato de igual manera. Su olor se muere por el camino.
Es decir, las sustancias aromáticas de las flores se enlazan con mucha facilidad con otros compuestos químicos propios de la polución presente en el aire y pierden sus propiedades aromáticas.
Esto es una malísima noticia para los insectos ya que para ellos el olor que despiden las flores es una guía muy importante para llegar a su preciado manjar.
Esto es una malísima noticia para los insectos ya que para ellos el olor que despiden las flores es una guía muy importante para llegar a su preciado manjar.
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