De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en muchas ciudades la contaminación del aire está alcanzando niveles que ponen en peligro la salud de la gente, y que en la actualidad causan cerca de dos millones de muertes al año, según un estudio dado a conocer por el organismo.
La información analizada abarca datos de casi mil 100 ciudades de 91 países, incluidas capitales y ciudades de más de 100 mil habitantes. Los más altos niveles son registrados en países asiáticos como Pakistán e India, mientras que EU, Canadá y Europa cuentan con mayor calidad en el aire. México se encuentra dentro de la media.
La OMS estima que más de dos millones de personas mueren cada año a causa de la inhalación de pequeñas partículas contaminantes del aire de espacios interiores y exteriores. Las partículas PM10, de menos de 10 micras de tamaño, pueden penetrar en los pulmones y llegar al torrente sanguíneo, y causar así cardiopatías, cáncer de pulmón, asma e infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores.
Tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo, los factores que más contribuyen a la contaminación atmosférica urbana son el transporte motorizado, los pequeños fabricantes y otras industrias, la quema de biomasa y carbón para cocinar o como medio de calefacción, y las centrales eléctricas que usan carbón.
“La quema de madera y carbón para calentar las viviendas contribuye en gran medida a la contaminación del aire, sobre todo en las zonas rurales en los meses más fríos”, refiere.
Las directrices de la OMS sobre calidad de aire establecen una cifra de 20 microgramos por metro cúbico (µg/m3) como media anual, pero los datos hoy publicados muestran que en algunas ciudades la media de PM10 ha llegado hasta 300 µg/m3.
La organización concluye que los niveles persistentemente elevados de contaminación por partículas finas son comunes en muchas zonas urbanas. Éstas provienen a menudo de fuentes de combustión tales como centrales eléctricas y vehículos de motor.
Además, “la gran mayoría de las poblaciones urbanas sufren una exposición media anual a partículas PM10 que supera el nivel máximo de 20 µg/m3 recomendado en las directrices sobre calidad del aire de la OMS. En promedio, solo unas pocas ciudades respetan actualmente los valores de referencia de la OMS”, informa en un comunicado.
En lo que respecta a 2008, añade, la mortalidad estimada atribuible a la contaminación atmosférica en las ciudades asciende a 1,34 millones de muertes prematuras. Si se hubiesen aplicado universalmente las directrices de la OMS, ese año la cifra habría sido de 1,09 millones.
El número de muertes atribuibles a la contaminación atmosférica en las ciudades ha aumentado desde la estimación anterior de 1,15 millones de muertes en 2004. La organización establece que el aumento de la mortalidad que según las estimaciones puede atribuirse a la contaminación del aire urbano se explica por los recientes aumentos de la concentración de contaminantes en la atmósfera y del tamaño de las poblaciones urbanas, así como por el hecho de que se dispone de más datos y se emplean mejores métodos.
La contaminación atmosférica es un problema de salud ambiental de gran alcance, y es fundamental que redoblemos los esfuerzos para reducir la carga sanitaria que genera. Si vigilamos y gestionamos adecuadamente el medio podemos reducir de forma considerable el número de personas con enfermedades respiratorias y cardiacas o con cáncer de pulmón.
En todo el mundo, el aire de las ciudades presenta a menudo una alta densidad de gases de escape, humo de fábricas y hollín de las centrales eléctricas que queman carbón. En muchos países no hay una normativa de calidad del aire, y cuando la hay los criterios nacionales y su aplicación varían considerablemente.
RECOMENDACIONES. En este sentido, la OMS hizo un llamado para fomentar la toma de conciencia sobre los riesgos sanitarios de la contaminación atmosférica urbana, aplicar políticas eficaces y vigilar estrechamente la situación en las ciudades.
Se calcula que una reducción desde una media de 70 µg/m3 de PM10 a una media anual de 20 µg/m3 de PM10 se traduciría en una reducción del 15% de la mortalidad, lo que supone un enorme beneficio en términos de salud pública. A niveles más altos de contaminación, reducciones similares no harían disminuir tanto la mortalidad, pero tendrían con todo importantes efectos beneficiosos para la salud.
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