La presencia del hombre tal vez sea beneficiosa para algunos animales, como los gatos domésticos o algunas especies de hámsters, pero para la mayoría de los animales salvajes las actividades humanas no acarrean más que problemas. Y nuestra ave nacional, con toda su prestancia y belleza, no se salva de esto.
Resulta que con la llegada de la modernidad, el alimento favorito de los cóndores empezó a desaparecer. Antaño, los guanacos que habitaban la zona donde ahora se erige la ciudad de Santiago eran frecuentemente cazados por pumas salvajes, los que dejaban restos de guanaco que eran comidos por los cóndores. Actualmente en la zona central no hay guanacos ni pumas.
El cóndor, entonces, ha tenido que buscar otra fuente de alimentación, y la más fácil y fecunda son los basurales. Ustedes comprenderán que los “rellenos sanitarios” necesarios para una población de más de siete millones de personas son enormes, están llenos de alimentos en descomposición y tienen poca presencia humana.
Lo que se ha hecho para que los menos de 300 cóndores que habitan la zona no coman pura basura, es instalar un comedero con carne de cabra. Está ubicado un kilómetro al sur del vertedero de Tiltil, y funciona de junio a diciembre, época en que los cóndores bajan de la cordillera. En el vertedero, además, hay una persona encargada de corretear a los cóndores que lleguen.
La presencia de este comedero es claramente un beneficio para los cóndores, pero mejor sería implementar extensas zonas de protección donde estos animales puedan llevar una vida natural. Claro que con tremendas ciudades en medio es un poco difícil.
Vía: Veo Verde
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