17 oct 2011

Desechos humanos como fertilizante en Nigeria


Actualmente la seguridad alimentaria se encuentra ante una grave amenaza. Las reservas de roca de fosfato están disminuyendo y, producto de esto, los precios de estas sales son tan elevados que la mayoría de los agricultores pobres no  pueden pagarlos.

Ante esta crisis, los expertos del programa sueco EcoSanRes dicen tener la solución. A través del saneamiento sostenible y el uso de residuos orgánicos de origen humano.
Al menos 2.600 millones de personas no cuentan con un sistema sanitario, y unos 2.800 millones tienen acceso a un sistema sanitario muy deficiente, poco higiénico, que contamina el medioambiente y sus fuentes de alimentos.

Arno Rosemarin, del programa EcoSanRes del Instituto de Estocolmo por el Medioambiente, está involucrado en varios proyectos para ayudar a las comunidades a mejorar sus sistemas sanitarios ecológicos y, a la vez, servirse de la orina y de las heces como recursos valiosos para fertilización agraria.

Para EcoSanRes, la orina humana es un fertilizante efectivo, rico en nitrógeno, potasio y fósforo. Un año de orina de un adulto puede servir de abono en el cultivo de un área de unos 300 o 400 m2 y, tal y como se ha demostrado en diversos estudios llevados a cabo en Nigeria, sus resultados son mejores que los de los fertilizantes comerciales. Las heces humanas tratadas y las aguas residuales también pueden ser utilizadas de forma efectiva como fertilizante.

Muchas comunidades no tienen acceso a ningún tipo de fertilizantes químicos, por lo que los residuos orgánicos de origen humano pueden ser de gran utilidad en especial para los agricultores de subsistencia.

“En un mundo ideal”, afirma Rosemarin, ”la agricultura urbana recibiría los nutrientes necesarios de la ciudad a la que destina sus frutos. Sin embargo, habrá que recorrer un largo camino hasta que dichos sistemas estén en funcionamiento.”

Actualmente, más de 700 millones de personas en 50 países consumen alimentos provenientes de tierras que han sido regadas con aguas residuales tratadas de mala manera o no tratadas, lo que provoca diarreas y diversas enfermedades en las personas que consumen los alimentos cultivados de esta forma. Lo más preocupante, según EcoSanRes, es que esta práctica aumentará a medida que las ciudades sigan creciendo y aumente la necesidad de producir alimentos.

“Esta es una oportunidad única para abordar dos problemas al mismo tiempo. Mediante una planificación inteligente, podemos construir unos sistemas sanitarios que sean tan limpios y seguros como los retretes de agua que utilizamos en el norte, pero que no solamente se libran de los desechos, sino que los refinan, los reciclan y los reutilizan”, explicó Arno Rosemarin.








FuenteAn untapped treasure: Fertiliser from human waste (SEI)   (Via: Veo Verde)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos los comentarios que sean ofensivos, serán eliminados.