Actualmente la seguridad alimentaria se encuentra ante una grave  amenaza. Las reservas de roca de fosfato están disminuyendo y, producto  de esto, los precios de estas sales son tan elevados que la mayoría de  los agricultores pobres no  pueden pagarlos.
 Ante esta crisis, los expertos del programa sueco EcoSanRes dicen  tener la solución. A través del saneamiento sostenible y el uso de  residuos orgánicos de origen humano. 
 Al menos 2.600 millones de personas no cuentan con un sistema  sanitario, y unos 2.800 millones tienen acceso a un sistema sanitario  muy deficiente, poco higiénico, que contamina el medioambiente y sus  fuentes de alimentos.
 Arno Rosemarin, del programa EcoSanRes del Instituto de Estocolmo por  el Medioambiente, está involucrado en varios proyectos para ayudar a  las comunidades a mejorar sus sistemas sanitarios ecológicos y, a la  vez, servirse de la orina y de las heces como recursos valiosos para  fertilización agraria.
 Para EcoSanRes, la orina humana es un fertilizante efectivo, rico en nitrógeno, potasio y fósforo. Un  año de orina de un adulto puede servir de abono en el cultivo de un  área de unos 300 o 400 m2 y, tal y como se ha demostrado en diversos  estudios llevados a cabo en Nigeria, sus resultados son mejores que los  de los fertilizantes comerciales. Las heces humanas tratadas y las aguas  residuales también pueden ser utilizadas de forma efectiva como  fertilizante.
 Muchas comunidades no tienen acceso a ningún tipo de fertilizantes  químicos, por lo que los residuos orgánicos de origen humano pueden ser  de gran utilidad en especial para los agricultores de subsistencia.
 “En un mundo ideal”, afirma Rosemarin, ”la agricultura urbana  recibiría los nutrientes necesarios de la ciudad a la que destina sus  frutos. Sin embargo, habrá que recorrer un largo camino hasta que dichos  sistemas estén en funcionamiento.”
 Actualmente, más de 700 millones de personas en 50 países consumen  alimentos provenientes de tierras que han sido regadas con aguas  residuales tratadas de mala manera o no tratadas, lo que provoca  diarreas y diversas enfermedades en las personas que consumen los  alimentos cultivados de esta forma. Lo más preocupante, según EcoSanRes,  es que esta práctica aumentará a medida que las ciudades sigan  creciendo y aumente la necesidad de producir alimentos.
 “Esta es una oportunidad única para abordar dos problemas al mismo  tiempo. Mediante una planificación inteligente, podemos construir unos  sistemas sanitarios que sean tan limpios y seguros como los retretes de  agua que utilizamos en el norte, pero que no solamente se libran de los  desechos, sino que los refinan, los reciclan y los reutilizan”, explicó  Arno Rosemarin.
 Fuente: An untapped treasure: Fertiliser from human waste (SEI)   (Via: Veo Verde)
 

 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todos los comentarios que sean ofensivos, serán eliminados.