El 21 de octubre se rubricó un convenio marco por el cual la Armada Argentina y el Instituto de Conservación de Ballenas a través del cual se comprometen a cooperar mutuamente en proyectos tendientes a la conservación de cetáceos del Mar Argentino
En la sede del Estado Mayor General de la Armada, se firmó un acuerdo marco entre la Armada Argentina, representada por su secretario general, contralmirante Eduardo Raúl Castro Rivas y el Instituto de Conservación de Ballenas, presidido por Diego Alejandro Taboada.
A partir de la rúbrica del documento, por el término de tres años ambos organismos se comprometen a identificar y promover aspectos y proyectos para llevar adelante “iniciativas de colaboración” entre ambos referentes al “estudio técnico científico sobre la conservación de especies marinas, en especial los cetáceos del Mar Argentino”.
Este compromiso implica, entre otras cosas, el apoyo a las tareas de investigación, vinculación y extensión que se realicen con relación a la conservación de la ballena franca austral.
Contribución de larga data
Hace varios años se descubrió que las ballenas francas podían ser identificadas por las diferentes formas y localización de las áreas de piel engrosada y elevada (callosidades) que se encuentran sobre sus cabezas. Hasta ese momento, lo que se conocía sobre las ballenas provenía en su mayor parte del análisis de ejemplares cazados por la industria ballenera.
A partir de este descubrimiento, en 1971 se inició un programa de investigación cuyo pilar fundamental actual es el relevamiento aéreo anual de las ballenas, que cada año se concentran a lo largo del perímetro de península Valdés.
La identificación de individuos permite documentar a las ballenas que regresan a la península, su distribución y estado de salud, y provee evidencia sobre los posibles cambios que se registran en la población y que pueden ser indicativos de problemas ambientales que enfrentan las ballenas.
Desde 2001, la Armada Argentina colabora con el relevamiento aéreo de la ballena franca austral que anualmente lleva a cabo el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) a fines de septiembre en Península Valdés.
Para ello pone a disposición una aeronave Pilatus Porter PC-6 de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina, con asiento en la Base Aeronaval Comandante Espora, con su tripulación y personal técnico, que se suma al equipo de científicos del ICB.
Desde 2001, la Armada Argentina colabora con el relevamiento aéreo de la ballena franca austral que anualmente lleva a cabo el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) a fines de septiembre en Península Valdés.
Para ello pone a disposición una aeronave Pilatus Porter PC-6 de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina, con asiento en la Base Aeronaval Comandante Espora, con su tripulación y personal técnico, que se suma al equipo de científicos del ICB.
El Porter realiza vuelos de observación, fotografía e identificación de los cetáceos, teniendo como base a los aeródromos de Puerto Madryn y al auxiliar “Estancia La Adela”, en Península Valdés.
Estos relevamientos aéreos anuales de las ballenas francas han permitido la creación de una base de datos que contiene una descripción detallada de la distribución, miembros de la familia y preferencias de más de 1.800 individuos conocidos. Esta base de datos se convirtió en una herramienta invaluable para conocer a las ballenas y aprender más sobre sus necesidades y su reacción a los cambios producidos en su hábitat durante los últimos tiempos.
Estos relevamientos aéreos anuales de las ballenas francas han permitido la creación de una base de datos que contiene una descripción detallada de la distribución, miembros de la familia y preferencias de más de 1.800 individuos conocidos. Esta base de datos se convirtió en una herramienta invaluable para conocer a las ballenas y aprender más sobre sus necesidades y su reacción a los cambios producidos en su hábitat durante los últimos tiempos.
Fuente: Gaceta Marinera
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