El agua es, quizá, el recurso más esencial para la vida de las personas. Por ello, es esencial conservarla, ahorrarla, purificarla, etc. Entre las diversas acciones que se llevan a cabo para proveer de agua a la población se encuentra la de purificar las aguas residuales. Si se hace con la suficiente eficacia, se puede lograr que discurra de nuevo por las tuberías de los hogares sin ningún peligro para la salud. En Texas, Estados Unidos, se está construyendo una nueva planta de tratamiento de aguas para abastecer a la parte oeste del estado.
La zona es un desierto y no sobra el agua. Se debe recurrir, por tanto, a cualquier método que permita reutilizarla para no desperdiciar ni una gota. Aunque sea a costa de purificar el agua que proviene de los baños de los hogares. Sólo hay que garantizar que, tras los complejos procesos químicos que la potabilizan, el agua esté en perfectas condiciones para consumir.
Texas (como muchos otros lugares del planeta) está sufriendo una grave y duradera sequía y las autoridades han decidido recurrir a métodos como éste para proveer de agua a los ciudadanos, no sólo para este periodo de sequía, sino, en definitiva, para siempre. Según prevén los expertos, esta pertinaz sequía no será un caso único en los años siguientes. Otras zonas secas de Estados Unidos (en general, las del sur) han tomado medidas similares, por ejemplo, el del Condado de Orange, en el sur de California.
La planta que se está construyendo en Texas costará 13 millones de dólares (casi 10 millones de euros) y el proceso consiste en mezclar el agua residual con agua limpia y someterla a una ósmosis inversa, limpiando las aguas sucias mediante una luz ultravioleta. Este proceso complejo e intenso garantiza la eliminación de sustancias nocivas, como químicos de medicamentos, sustancias cancerígenas, etc. El resultado es agua totalmente potable.
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