Después de haber comenzado el año realizando acciones en el Ártico contra los planes de perforaciones mar adentro de la empresa Cairn Energy, varios activistas de Greenpeace continúan la labor para proteger una de las zonas más frágiles del planeta, ahora a bordo de uno de los barcos de la organización, el Arctic Sunrise.
El tour del Arctic Sunrise acaba de iniciar un viaje de dos meses, como apoyo a la investigación de la camapaña contra el cambio climático. Los científicos a bordo documentarán los cambios en las costas rocosas del Ártico, provocados por el calentamiento global, estudiarán la materia orgánica resultante del retroceso de los glaciares, medirán la velocidad del derrtimiento y sus efectos sobre las especies marinas. En la parte final de la gira el Arctic Sunrise va a estar al borde del hielo en la época de mínimo hielo marino.
En este post, una de las tripulantes, Frida Bengtsson, coordinadora de la campaña de Océanos de la oficina de Greenpeace de Países Nórdicos, relata sus primeras experiencias en el tour:
“Los ruidos del barco mientras se abre camino a través del hielo; los incontables tonos de azul y blanco en el hielo y el mar, y la sensación de estar por fuera del mundo real, sin teléfonos ni Internet.
Por eso siempre vuelvo al norte.
Acá sólo somos visitantes. Este lugar es de los animales que sobreviven en la zona, como focas, aves y osos polares.
¿Entonces qué hacemos acá?
Ya pasaron dos semanas desde que nuestro rompehielos Arctic Sunrise dejó el ajetreado puerto de Ámsterdam con rumbo al océano Ártico. Bordeamos las costas de Noruega y después cruzamos a Svalbard, el archipiélago que se encuentra entre Noruega y el Polo Norte. Hicimos una parada en Longyearbyen para recoger las últimas provisiones y personal.
Anoche, a 24 horas de zarpar de Logyearbyen, entramos en la zona en la que debería encontrarse el borde de los hielos, según los últimos datos. Pero no había hielo a la vista. De hecho se convirtió en un chiste: “¿Me darían una coca-cola? ¿Sin hielo?”.
Durante los últimos 30 años, el océano Ártico sufrió cambios dramáticos en su característica más importante: los hielos marinos. ¿Vieron ese sombrero blanco que corona el planeta? ¿Ese punto blanco encima de los globos terráqueos? ¿Y saben por qué es tan importante?
Sin importar cuán hostil sea vivir en el hielo marino, una de las muchas cosas que hace es que el resto del planeta sea habitable para nosotros, porque el hielo refleja el calor del sol y ayuda a que el planeta se mantenga fresco.
En Greenpeace, uno de los motivos por los cuales usamos el término “cambio climático” e intentamos alejarnos de “calentamiento global” es que los cambios no se están dando de forma pareja en todo el mundo. El cambio climático puede implicar climas más fríos en Europa, temperaturas más elevadas en el África subsahariana y más inundaciones en otras regiones del planeta.
Hay algunas cosas que sabemos con certeza del cambio climático, y una de ellas es que el lugar en donde se está dando con mayor rapidez – y más rápido que lo que indican las predicciones científicas – es donde estoy ahora. En el Ártico.
Cada año hay una gran reducción en la superficie de hielos en el verano del norte. Esto se debe en gran medida al derretimiento de hielo relativamente delgado que se formó desde el año anterior; y en invierno se vuelve a formar. Lo que los científicos están descubriendo es que debido al derretimiento de hielo más viejo y grueso que se formó a lo largo de varios años, éste se ve reemplazado por hielo más delgado que se derrite con mayor velocidad durante el verano. Así que no sólo el nivel de hielo es menor que en otros años, sino que los hielos son más delgados.
Por eso navegamos hacia los hielos. Tuvimos que navegar durante dos horas más desde donde los mapas marcaban el comienzo del hielo hasta encontrarlo. A medida que nos acercamos, el barco aminoró la marcha y se metió entre el hielo.
Queremos ser testigos de los cambios que se dan en zona remota, consecuencia de cómo vivimos nuestras vidas en el mundo normal que dejamos hace dos semanas. El barco y su tripulación va a pasar cinco semanas en el Ártico, y la mayor parte del tiempo la vamos a pasar dentro del hielo usando el barco para facilitar investigaciones que ayuden a los científicos a entender de qué manera está menguando el hielo marino.
En cuanto a la tripulación, por suerte nosotros no menguamos. Es que el cocinero es demasiado bueno”.
Fuente: Greenpeace Argentina
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