8 jul 2011

Una solución argentina para las pilas

El Instituto Balseiro desarrolla un dispositivo transportable, capaz de neutralizar los metales pesados que hay en las pilas usadas, que hasta hoy no tienen tratamiento en el país. El responsable del proyecto, Diego Rodríguez, brindó detalles.

Pilas y pilas. Foto: InfoUniversidades.
 Se trata de una respuesta tecnológica a un problema que se agrava porque la población crece y aumenta su consumo de artefactos con pilas. Si bien la legislación avanza para que los fabricantes se ocupen de ellas en la etapa de posconsumo, también circulan pilas sin identificación cuyo traslado y tratamiento implicarían altos costos de seguridad ambiental.

Las pilas agotadas contienen cadmio, mercurio, plomo, manganeso, níquel, zinc o litio, que son altamente tóxicos. Sin embargo son desechadas en los basurales junto con los residuos domiciliarios, permitiendo el derroche de recursos, con el riesgo de que esas sustancias contaminen el suelo y el agua.

Por eso el Instituto Balseiro, con el auspicio de la Universidad Nacional de Cuyo, investiga "los tratamientos posibles para la inmovilización en matrices vítreas o vitrocerámicas, de residuos peligrosos" tales como las pilas en desuso y los combustibles irradiados de reactores de investigación- este último caso está englobado en el Programa Nacional de Gestión de Residuos Radiactivos.

Esas matrices "podrían tener aplicaciones como relleno en la construcción", explicó el doctor Rodríguez a ComAmbiental. Es lo que ha realizado -aunque con críticas a su metodología- la ONG Ecovolta, que encapsula las pilas usadas y las mantiene en bloques de cemento con los que se hacen bancos para plazas o escuelas.

En tanto las cubiertas metálicas podrían reciclarse y volver a usarse. Greenpeace repite que en otros países como Francia o Canadá "hoy en día se puede recuperar hasta un 90% de los materiales de las baterías recargables y cerca de un 50% de las pilas comunes".

Otra innovación que se plantea es que el sistema sea móvil para poder acercarlo "a todas las localidades que lo requieran". Esta autonomía permitirá aminorar riesgos sanitarios y costos económicos porque los residuos no necesitan ser trasladados, y al mismo tiempo generar campañas educativas itinerantes.

Rodríguez aclaró que los insumos están disponibles en el país y el proyecto se encuentra "en una etapa de conseguir fondos para la fabricación de una planta piloto en el Centro Atómico Bariloche". También agregó que dada la importancia de este aporte tecnológico, se presentó un proyecto ante la Cámara de Diputados para declararlo de interés nacional.

Lo barato sale caro. Notio presentó el informe Pilotudos donde refiere que "Argentina no produce pilas, las importa" y en el ingreso del producto los controles son insuficientes, sobre todo para las que se comercializan a precios muy bajos en blisters o que directamente vienen incluidas dentro de juguetes u otras baratijas.

Si bien la toxicidad varía según el tipo de pilas, el periodista José Ferrero calculó en base a la población argentina y al nivel de consumo: "si una pila que llega a un curso de agua puede contaminar hasta 167.000 litros, se estarían contaminando 66.800.000.000.000 de litros de agua al año". En ese sentido, la propuesta del Instituto Balseiro apunta a proteger el recurso estratégico pero también depende de los consumidores que elijan productos sin pilas u opten por aquellas marcas que asumen su responsabilidad una vez usadas.
  

Fuente: ComAmbiental

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