Chile: La agonía del Lago Rapel

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Era 1968 y Chile, al igual que hoy, necesitaba con urgencia aumentar su matriz energética. La empresa Endesa para palear esta situación decidió construir una central hidroeléctrica en el sector del río Rapel. Debido a esto se creó un embalse, el cuál con el tiempo comenzó a llamarse Lago Rapel, nacieron proyectos inmobiliarios y al poco tiempo se convirtió en un sector vacacional. Hoy la situación del lugar es crítica y los vecinos del lugar buscan salvar a toda costa el lago.

La frase más escuchada por los vecino es “No Podemos dejar que el lago se muera”. Científicos que han estudiado la situación afirman que este se encuentra en una fase de vejez y está cercano a cumplir su vida útil. La empresa responsable dice que todavía le quedan unos 60 años, pero la evidencia existente refleja la situación crítica del estado actual del lago.

Los malos olores y la proliferación de algas que tiene cubierta la superficie del agua fueron las señales de alerta de que algo no estaba bien. Si a esto le sumamos la sequía del año pasado, que bajó el nivel del agua en 5 metros y resintió fuertemente el turismo del sector. Por esto el gobierno le encargó al centro Eula de la U. de Concepción un estudio sobre el real estado del lago.

La conclusión fue lapidaria: El embalse tiene serios problemas de eutroficación – lo que genera las algas – y sedimentación – arrastre de sedimentos que se acumulan en el lago y terminan por embancarlo en su parte más baja- .

Los vecinos, que los precios de sus terrenos han caído a la mitad, culpa a Endesa de no respetar un acuerdo de palabra que obligaba a la empresa a mantener la cota alta en verano, para así favorecer el turismo. Endesa se defiende diciendo que lo ha cumplido, pero la sequía y los requerimientos eléctricos hicieron imposible cumplir el acuerdo.

El estudio realizado por el Eula también arrojo potenciales soluciones. La eutroficación se puede combatir creando un humedal en el estero Alhué, que filtre los nutrientes que llegan al lago. También las algas se pueden destruir con ultrasonido. Estas medidas están siendo analizadas por Juan Prieto, seremi de Medio Ambiente de O’Higgins .

Fuente: diario El Mercurio