Si bien aún faltan realizar más análisis para determinar hasta dónde llega esta tendencia, ya se puede afirmar que la acumulación de contaminantes varios detectados en peces es un riesgo para la población humana. Estas afirmaciones están vertidas en el estudio que abarcó una serie completa de contaminantes orgánicos persistentes como los bifenilos policlorados (PCB) y plaguicidas clorados (especialmente el endosulfán), que se encontró en sábalos (Prochilodus lineatus) analizados y en otras especies migratorias como dorados. Es un hecho que en los músculos grasos de los peces se detectó una muy alta concentración de contaminantes orgánicos como endosulfán y PCB, por lo que se recomienda no consumir, especialmente para aquellos que tienen al pescado de río como base de su dieta. Se trata de sustancias cancerígenas –como el endosulfán- de uso agrícola, y que en muchos países está prohibido. Y con respecto al PCB hay que saber que no está sólo en los transformadores, sino también en pinturas. Hay que elogiar este trabajo de la Caru, que permite desarrollar un programa de investigación sobre los recursos ictícolas, porque pone el acento en la contaminación que se padece en el tramo compartido del río Uruguay. Los índices de contaminación detectados, superan las concentraciones o la tolerancia que fija la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos que es de carácter regulatorio para la protección de los consumidores, pero también superan los valores de referencia de la Environmental Protection Agency (EPA) también de Estados Unidos; especialmente para los llamados grupos de riesgo con mayor consumo de pescado, es decir, para los pescadores de subsistencia como los artesanales y los deportivos, e incluye a sus familias. Lo otro que hay que tener en cuenta para tomar conciencia de la gravedad detectada, es que esta es la mayor concentración de contaminación reportada en peces de la región. Es momento de actuar con mayor energía contra el endosulfán, porque está reconocido a nivel mundial que genera impactos altamente negativos para la salud, y es un agente destructivo del medioambiente. La CARU profundizará el llamado Plan de Protección Ambiental del Río Uruguay, porque es esencial que se amplíen los análisis en más especies y rangos de tallas, y así poder elaborar las recomendaciones en materia de consumo como alimento humano y fundamentalmente establecer prioridades para el efectivo control y destierro de las fuentes de contaminación. El río Uruguay atraviesa una región que, poco a poco, se está convirtiendo en un verdadero holocausto ambiental. Esta realidad se provoca por el desmonte nativo, la matriz productiva agrícola basadas en un uso intensivo de agrotóxicos, la presencia de Botnia y de los efluentes industriales y urbanos que nadie por el momento puede ponerles un límite. Como un peregrino en medio del holocausto, el río pide un milagro: ese milagro debe venir del hombre. No hay tiempo para mayores especulaciones. La contaminación ya está entre nosotros y prueba de ello es esta preocupación que se marcó con respecto al consumo de peces de río.
Fuente: Diarioelargentino.com
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