Esta semana se dio a conocer un polémico informe donde la ONG Global Witness alerta que la organización ecologista WWF está asociada con empresas que destruyen bosques y comercian madera ilegal.
Entre sus numerosas iniciativas, WWF desarrolla la Red Internacional de Bosques y Comercio (GFTN), un programa para promover el aprovechamiento sostenible de la madera. Sin embargo, la investigación conocida como “Pandering to the loggers” (complaciendo a los madereros), sostiene que la organización permite a las compañías asociarse con su emblemático sello Panda mientras siguen deforestando los bosques.
Si bien la intención del programa GFTN es reducir y eliminar estas malas prácticas durante los primeros cinco años de membresía, el mismo estaría fallando en proteger efectivamente los bosques. De acuerdo al informe, la principal empresa maderera de Malasia y miembro de este programa, Ta Ann Holdings Berhad, desarrolla operaciones forestales que destruyen una amplia superficie de selva por día.
Asimismo, otro miembro del programa, la empresa de materiales de construcción Jewson, aún continúa comercializando madera ilegal. Esto mismo ocurriría con el grupo germano-suizo Danzer, que mantiene constantes conflictos con las comunidades locales.
Luego de estas investigaciones, el informe sostiene que la iniciativa de WWF “carece de mecanismos de transparencia y rendición de cuentas. El programa es opaco, y la información disponible públicamente sobre el desempeño de cada una de las compañías participantes en el mismo es escasa o nula. La misma afirmación es válida para el impacto que está teniendo el programa en sí”.
Como afirma Tom Picken, líder de la campaña de bosques de Global Witness, “a través de subvenciones del gobierno, los contribuyentes están pagando una gran parte del presupuesto anual de 7 millones de dólares de este programa, y tienen por tanto derecho a saber que su dinero no está siendo empleado en el lavado verde de prácticas irregulares”.
Mientras que Global Witness solicita que se evalúen las normas de la GFTN y que deje de beneficiarse económicamente a través de empresas que basan sus prácticas en la tala ilegal, desde WWF se afirma que el programa trabaja para crear un mercado mundial de productos forestales sostenibles. Así, gracias a su actividad muchas empresas no participantes se habrían visto obligadas a implementar la certificación de sus bosques.
Según expuso George White, jefe del programa, “GFTN crea condiciones de mercado que ayudan a conservar los bosques del mundo, mientras que proporciona beneficios sociales y económicos para las empresas y personas que dependen de ellos. Por supuesto, algunos socios GFTN tiene un camino a seguir en su recorrido hacia la sostenibilidad. Pero estas son precisamente las empresas que deberían estar en GFTN, por lo que aplaudimos su compromiso de mejorar su desempeño ambiental”.
Más allá de los puntos a favor y en contra del programa, el informe de Global Witness resulta sumamente enriquecedor para revisar prácticas que se dicen sustentables cuando en realidad no lo son. Muchas veces, al escuchar sobre iniciativas de reconocidas organizaciones se cree que son simplemente buenas por el nombre que llevan detrás, por lo que también resulta importante poner en tela de juicio sus acciones que no en todos los casos resultan 100 por ciento verdes.
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