2 nov 2011

La basura electrónica de países ricos contamina a algunas naciones pobres


Según un estudio, la basura compuesta por deshechos electrónicos (e-basura) de los países ricos, se recicla en los países más pobres, poniendo en peligro la salud de sus habitantes y causa gran contaminación.

Esta noticia da cuenta de uno de los grandes problemas del consumo tecnológico en un mundo globalizado.

Los autores del estudio demuestran que restos de computadores obsoletos, teléfonos móviles y otros aparatos electrónicos son enviados sin escrúpulos a África y Asia en contenedores de carga, pese a que los envíos de basura electrónica al extranjero están prohibidos por acuerdos internacionales.

Pruebas realizadas en una escuela cercana a un depósito de residuos electrónicos en el suburbio de Agbogbloshie a las afueras de Accra, capital de Ghana, revelaron una contaminación considerable por plomo, cadmio y otros contaminantes perjudiciales para la salud de más de 50 veces por encima de los niveles libres de riesgo.

La mayoría de los residuos electrónicos procedentes del extranjero se quemaron y destruyeron sin las medidas de seguridad adecuadas, según advierte en su estudio el profesor Atiemo Sampson, investigador de la Comisión de Energía Atómica de Ghana y Ruediger Kuehr de la Universidad de las Naciones Unidas en Alemania.

Además, los expertos señalan que los metales y otros elementos críticos de los equipos destruidos, podrían escasear dentro de unos años, lo que aumentaría el coste de televisores de pantalla plana, teléfonos móviles y baterías de coches eléctricos.

A pesar que el estudio tiene como objetivo analizar el problema de los desechos electrónicos en el sur de Ghana, esta sucia realidad sucede también en otros países en desarrollo como China, La India, Pakistán, Vietnam, Bangladesh y muchos otros, donde se están creando vertederos de basura tecnológica, comentó Ruediger Kuehr.

El estudio pretende dar a conocer mejor cómo recuperar los metales en estos basureros informales y determinar la concentración de metales pesados para evaluar los niveles de contaminación y los riesgos para la salud, sobre todo en niños.

Según lo señalado por Sampson, Ghana “no ha regulado la importación y la gestión de los desechos electrónicos” y aunque ese país se halla suscrito al convenio de Basilea, que regula la importación y exportación de desechos peligrosos, todavía no se ha integrado a su orden jurídico.

El gran número de personas que trabajan en el reciclaje informal, dificulta aún más la supervisión jurídica del tema, puesto que son muchas las familias sustentadas en el trabajo vinculado a residuos electrónicos.

Por ejemplo, 100.000 teléfonos móviles pueden contener unos 2,4 kilos de oro, equivalentes a 130.000 dólares, más de 900 kilos de cobre, valorados en 100.000 dólares, y 25 kilos de plata igual a 27.300 dólares.

La petición de los científicos es que los países acuerden un modelo global de reciclaje que utilice tecnologías sostenibles, enfocadas en mejorar los estándares de salud, seguridad y medio ambiente, que vaya acompañado de modelos de negocio, así como un programa para desarrollar políticas de concienciación para los fabricantes de los productos electrónicos.
Bajo la iniciativa ‘Solucionar el Problema de E-Basura’ (StEP, por sus siglas en inglés), la UNU, el Programa de Medio Ambiente de la ONU, la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU (EPA), universidades y empresas como Dell, Microsoft, Hewlett Packard (HP) o Philips, se busca homologar los procesos de reciclado globalmente para recuperar los componentes más valiosos de la basura electrónica y, así, extender la vida de los productos y armonizar las legislaciones y políticas.







Fuente: “El drama de la basura electrónica que los países ricos envían a los pobres” (El Mundo)

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