En el día de ayer comenzó la decimoséptima Cumbre del Clima de la ONU (COP17) en Durban, Sudáfrica. Como todos los años, representantes de 195 países se reunirán desde hoy hasta el 9 de diciembre para negociar posibles acuerdos y compromisos en la lucha internacional contra el calentamiento global.
A pesar de la enorme movilización que implica este evento, en esta oportunidad hay muy pocas expectativas de avanzar en las negociaciones y de llegar a un acuerdo para salvar al planeta. El problema es el conflicto de intereses entre los diferentes países, lo que pone trabas a un compromiso vinculante sobre la reducción de emisiones.
Este año la COP17 tratará principalmente sobre el Protocolo de Kioto, dado que en 2012 vence la primera fase de este tratado que funciona desde 1992. En este sentido, las discusiones girarán en torno a la definición de un nuevo marco jurídico que obligue a los países a reducir emisiones.
Si bien algunas naciones están de acuerdo en firmar un nuevo tratado y limitar las emisiones, en su mayoría exigen la participación y compromiso del resto de los países. Tal es el caso de la Unión Europea, que está dispuesta a ratificar el protocolo pero solo si se suman potencias como Canadá, Japón o Rusia, que ya han manifestado que no van a firmar. Lo mismo ocurre con Estados Unidos, que nunca participó del acuerdo y lo hace argumentando que China también debe sumarse al compromiso.
Otro de los temas de discusión girará en torno al Fondo Verde, donde los países desarrollados se comprometen a destinar fondos a aquellos en vías de desarrollo para que puedan realizar tareas de mitigación y adaptación. A pesar de que este acuerdo se confirmó en la COP15 y la COP16, quienes deben recibir el dinero aseguran que los otros no están cumpliendo con su parte.
Por ahora, y teniendo en cuenta los antecedentes de las cumbres de años anteriores, la COP17 genera un clima de escepcisimo. De acuerdo a Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) citada por El Mundo, “Parece difícil pensar que en Durban vaya a haber nuevos números (cifras de reducción de emisiones). A pesar de los avances, estos siguen siendo insuficientes y hace que sigamos estando en zona de riesgo”.
Al respecto hay que señalar que los avances que se han dado en los últimos tiempos están más bien vinculados a políticas locales, por fuera de las propuestas de la ONU. De todas maneras, y más allá de los logros concretos de cada nación, sigue resultando fundamental un compromiso global del que participen todos los países. Por el momento, parece que Sudáfrica no va a ser el lugar donde se concrete el acuerdo.
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