15 nov 2011

Todos podemos y debemos ahorrar energía



La electricidad seguramente sea el invento más indispensable para la mayoría de las personas. Imagina que un día desaparece la posibilidad de obtener energía eléctrica de forma instantánea. Te quedarías sin poder usar la mayoría de objetos que te hacen la vida más fácil. En realidad, hablando claro, tu vida se convertiría en un infierno. Desde el principio del día, no funcionarían el despertador, la cocina para preparar el café o la tostadora, hasta el final de la jornada, donde no podrías disfrutar de la tranquilidad de un rato de televisión desde el sofá de tu casa o de la navegación por Internet para estar en contacto con tus amigos, toda la vida que llevamos sería casi imposible de vivir.

Por eso, todos tenemos una enorme responsabilidad en reducir el gasto energético cada día, en cada pequeño gesto de nuestra vida. Por respeto al medio ambiente, por luchar contra el cambio climático y porque tenemos la suerte de poder acceder a esa energía, algo que no pueden disfrutar millones de personas en el mundo. Si estás leyendo esto, es que eres muy afortunado: al menos, tienes energía suficiente para que el dispositivo desde el que navegas funcione.

El Gobierno de España ha lanzado la Guía práctica de la energía, edición revisada de 2011, con dos objetivos: el primero, ahorrar energía y utilizarla de forma eficiente e inteligente, de modo que se pueda conseguir más por menos; y, el segundo, apoyar el uso de las energías renovables.

La energía tiene valor desde muchos puntos de vista y a menudo olvidamos lo afortunados que somos. Además de su precio monetario, en dinero, la energía tiene un coste social, pues es un recurso escaso en la naturaleza, en algunos casos agotable y que hay que compartir. Su uso indiscriminado produce impactos negativos sobre el medio ambiente.

Por tanto, todos debemos asumir ciertas pautas de conducta, todos podemos contribuir a reducir los consumos de energía sin renunciar en absoluto a una vida confortable. Las familias, en un país como España, con responsables del 30% del consumo total de energía del país. Y esta guía ayuda a seguir criterios y prácticas que nos ayudarán a ahorrar electricidad.

La guía se divide en siete capítulos. En el primero, se analiza la situación general del abastecimiento y consumos energéticos en España, tanto en lo relativo a las distintas fuentes de energía de las que se provee el país, como a cuánto consume cada sector y los consumidores. El del transporte es el que más energía gasta.

Los siguientes capítulos se dedican al consumo energético en el hogar. Se analizan las instalaciones fijas que suele disponer una vivienda en el momento de su compra, como son la calefacción o el agua caliente, así como aquellos equipos que se adquieren posteriormente o que se reponen cada cierto tiempo, como los electrodomésticos, el equipamiento de la cocina, las lámparas o el aire acondicionado.

Valorar las renovables en la compra de una casa

La adquisición de una vivienda suele ser la mayor inversión a la que se enfrentan muchas personas a lo largo de su vida. Por tanto, es esencial considerar todos los aspectos que van a contribuir a la calidad de nuestra residencia y a la calidad de vida del que la va a disfrutar. Las mayoría de las personas se preocupan por el precio, el tamaño y la localización. Pero, en la actualidad, se debe valorar también las instalaciones energéticas. En concreto, es muy importante saber si la vivienda puede o podrá disponer de energías renovables, un aspecto que, además, puede ahorrar mucho dinero durante todos los años en los que se viva en esa vivienda.


En el quinto capítulo se analiza otro gran gasto de energía por parte de los ciudadanos, el del transporte. El coche de uso privado, su adquisición, su uso y su mantenimiento es un aspecto de la vida diaria que contamina y gasta mucha energía. Hay que valorar otras alternativas, como el transporte colectivo, la bicicleta o los coches eléctricos que, si bien también suponen un gasto energético, al menos, no contaminan.

El siguiente capítulo trata el tema de las basuras domésticas. En este caso, no es un gasto de energía directo en las viviendas, pero sí supone un consumo indirecto en el consumo de energía global y en la protección del medio ambiente.

La Guía Práctica se cierra con el capítulo siete, donde se ponen de manifiesto las consecuencias de la situación de dependencia energética del exterior y la importancia de las energías renovables en el abastecimiento presente y futuro.


En este enlace se puede obtener el informe completo.

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