22 nov 2011

Catamarca: “El modelo de la Alumbrera causa devastación con violencia encubierta”


Al cabo de 14 años de continua y acelerada explotación de la mina la Alumbrera en las cercanías de Andalgalá, Catamarca, existe entre los pobladores y organizaciones ambientalistas una certeza: nada de lo que rodea el tema minería a cielo abierto es producto de la casualidad.

Al respecto, sostienen con contundencia que el modelo “extractivo a ultranza, que causa devastación y es perpetrado con violencia encubierta, ha sido organizado y es dirigido mayormente desde el paraíso financiero y judicial minero ubicado en Toronto, Canadá, para ser aplicado no solamente a la Argentina, sino a toda Latinoamérica”, según expresa Roberto Luna, integrante de la Asamblea “El Algarrobo”, de Andalgalá, Catamarca.

Esto comenzó, según recuerda en una nota enviada a Nuevo Diario, “con las leyes promineras de Menem y su gobierno, impuestas por el Banco Mundial”, hace más de veinte años.

Para el ambientalista, “debido a ello, desde el inicio de la actividad minera a mediados de la década de los ‘90, se hizo evidente la acción de un gigantesco lobby que continúa operando en todos los ámbitos y niveles, para sostener ese modelo y eliminar o neutralizar las obvias resistencias de las poblaciones afectadas”, quienes vienen denunciando desde hace mucho tiempo las consecuencias que esta actividad les genera en su salud, pero que hasta el momento no fueron escuchadas como ellos realmente merecen.

“No es casual -añade Luna-que todas las ‘mineras’, radicadas ya sea en Catamarca, San Juan, Chubut o Santa Cruz utilicen infinidad de métodos y procedimientos similares, muy cuestionables desde el punto de vista ético, para lograr apoyos locales de funcionarios y ‘empresarios’ y acallar muchas voces críticas”.

Entre esos métodos condenables está el bloqueo de la información relacionada con las explotaciones mineras, señala convencido Luna.

Según su apreciación, “ello se debe a una acción premeditada y planificada por el lobby minero que “incide” sobre los medios de prensa y periodistas, salvo honrosas excepciones, para que guarden un silencio cómplice sobre los fenómenos asociados a la megaminería, entre ellos, la degradación ambiental, contaminación masiva, graves enfermedades y saqueo, entre otros.

En definitiva, Luna sostiene que quienes se benefician con este tipo de explotaciones mineras “no quieren discusiones o debates sobre el tema. El objetivo, como ya se ha dicho, es el silencio social, y para ello esconden u ocultan sus acciones”. 







(Nuevo Diario de Stgo. del estero)

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