29 nov 2011

Si la temperatura media del planeta sube un grado más podría ser catastrófico


Los gases de efecto invernadero alcanzaron un nuevo récord en 2010, denunciaba esta semana la Organización Meteorológica Mundial; las temperaturas en el planeta han subido por el efecto invernadero, concluía la ONU hace pocos días… El planeta parece estar reclamando a voces una intervención inmediata del hombre para frenar un más que posible colapso medioambiental, un llamamiento al que se une la comunidad científica.

“Si la temperatura del planeta supera en unos 2 grados centígrados la existente en el período pre-industrial (ahora estamos uno por encima de dicho registro de mediados del XIX) es muy probable que en el planeta se produzcan algunos cambios irreversibles, cosa que podría ser catastrófico. Y no nos queda mucho para alcanzar estos dos grados temibles. Tal y como van las cosas, será dentro de este siglo”, denuncia el catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona en España y experto en climatología, Javier Martín Vide.

Estos cambios podrían derivar en una “pérdida generalizada de biodiversidad, por ejemplo”. “Las especies siempre van apareciendo y desapareciendo. Este es un planeta dinámico, en continuo cambio. Pero si esto ocurriera por el cambio climático sería inducido por nuestra actividad y no de una forma natural, como ocurrió con los dinosaurios”, lamenta el catedrático. 

La temperatura media actual del planeta en superficie es de unos 15 grados centígrados. La Tierra ha sufrido, en el último siglo, un calentamiento progresivo que nos ha llevado a alcanzar dicho registro. Entre 1906 y 2005, la temperatura del planeta se elevó en 0,74 grados. Y desde el 2005 hasta el día de hoy dicho proceso ha experimentado una evolución ascendente situándose en aproximadamente un grado el aumento que ha sufrido la temperatura de la Tierra desde 1850.

Es difícil pronosticar, según defiende Martín Vide, qué consecuencias podría tener con respecto a las precipitaciones el hecho de superar el umbral temible de los dos grados centígrados. “En un planeta más cálido, como el que estamos iniciando ya, se refuerza el ciclo del agua. Más evaporación, al estar el agua más caliente, comporta más lluvia también. Sin embargo, el reparto puede ser muy diverso dependiendo de la latitud”.

La alta inercia del sistema climático, un factor que juega en contra

Aunque la humanidad llegara hoy al consenso de frenar de manera irrevocable e inmediata la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, el planeta seguiría calentándose durante varias décadas más. “Tenemos en nuestra contra un hecho de tipo físico que se basa en que el sistema climático tiene una alta inercia. Esto significa que lo que hagamos mal hoy, va a tener repercusión durante años. El calentamiento lo tenemos garantizado durante unas décadas aunque ahora actuáramos de forma decidida. Si no actuamos, es todavía peor”, esgrime Martín Vide.

En este contexto, las energías renovables se antojan como algo sumamente necesario. “No hay otra opción que mirar a las energías renovables, alternativas, de origen solar. Tenemos un tiempo de reacción escaso”, añade.

A cada día que pasa, mayor es el consenso sobre el cambio climático

Son cada vez menos, según Martín Vide, los que niegan el cambio climático. “Incluso, los más escépticos sobre el calentamiento admiten que el planeta hoy es más cálido que hace 30 años. Y es que los datos, fehacientes, objetivos, no dejan lugar a dudas”.

Empieza a haber, además, un amplio consenso sobre el origen del calentamiento del planeta. “Ahora, por primera vez, y en esto hay un amplio acuerdo, se estima con una probabilidad muy alta de que una parte sustancial de este calentamiento que estamos viviendo ya es de origen humano. Y la causa está justificada: esas emisiones de gases de efecto invernadero que no cesan de aumentar”.

Cambiar el modelo económico, un escollo a superar

La estructura socioeconómica que rige al mundo es uno de los peores enemigos en la lucha contra el cambio climático. “Tenemos que reducir emisiones, no quemar combustible fósil. Sobre todo, reducir el uso de carbón, petróleo y gas natural. Pero nuestro modelo energético, y nuestro modelo socioeconómico, está basado todavía en el uso de combustibles fósiles. Cuesta mucho poner el cascabel al gato, aunque sabemos que buena parte del problema proviene de ahí”, concluye Martín Vide.








(Diario Ecología)

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