Investigadores estadounidenses han estudiado la actividad cerebral de futbolistas amateurs  y han concluido que realizar entre 1.000 y 1.500 remates de cabeza al  año puede provocar consecuencias similares a las de un traumatismo  cerebral. 
 Un equipo de expertos estadounidenses ha analizado cómo los remates  de cabeza afectan al cerebro de los jugadores de fútbol. “El trabajo  muestra que cuando se golpea con mucha frecuencia un balón de fútbol con  la cabeza, se producen cambios en el cerebro similares a los que causa  un traumatismo", afirma Michael L. Lipton directivo del Albert Einstein College of Medicine y director médico de los servicios de resonancia magnética del Centro Médico Montefiore, en Nueva York (EE UU).
Un equipo de expertos estadounidenses ha analizado cómo los remates  de cabeza afectan al cerebro de los jugadores de fútbol. “El trabajo  muestra que cuando se golpea con mucha frecuencia un balón de fútbol con  la cabeza, se producen cambios en el cerebro similares a los que causa  un traumatismo", afirma Michael L. Lipton directivo del Albert Einstein College of Medicine y director médico de los servicios de resonancia magnética del Centro Médico Montefiore, en Nueva York (EE UU).Los  resultados de estos estudios se han presentado en la última reunión  anual de la Sociedad de Radiología de Norteamérica (RSNA) celebrada en  Chicago (EE UU).
Estudiando los cambios que sufre el cerebro, los  expertos determinaron que si un futbolista cabecea entre 1.000 y 1.500  veces al año, la actividad en las fibras nerviosas –axones– de  determinadas regiones se ve afectada.
“Algunos jugadores  realizaban más de 5.000 cabezazos por año, gran parte de ellos durante  los entrenamientos. Los ejercicios en los que los futbolistas cabecean  un balón que viene hacia ellos son muy comunes, más todavía en  entrenamientos profesionales”, declara Lipton a SINC.
El experto añade que “la velocidad a la que viaja la pelota en el fútbol profesional es casi el doble que la del amateur.  Una mayor fuerza contra la cabeza podría aumentar la probabilidad de  lesión cerebral”. Lipton aclara que “rematar con la cabeza no tiene un  impacto capaz de dañar las fibras nerviosas del cerebro, pero hacerlo de  forma continuada sí”.
Utilizando un sistema de resonancia magnética llamado DTI (Difusion Tensor Imagin) que capta imágenes cerebrales in vivo,  los expertos han evaluado los cambios microscópicos en las fibras  nerviosas que componen materia blanca del cerebro llamadas axones, que  actúan como cables de comunicación entre diferentes regiones.
Tras  observar el movimiento de moléculas de agua en estas fibras, los  investigadores han concluido que el hecho de que estas moléculas pasen  de moverse de manera uniforme a hacerlo aleatoriamente está asociado a  un deterioro cognitivo, algo que ocurre en pacientes con traumatismos  cerebrales.
Escanearon los cerebros de 32 futbolistas no  profesionales, con una media de edad de 31 años, que habían practicado  este deporte desde su infancia. Los científicos calcularon cuantos  remates de cabeza ejecutaba cada jugador al año para luego comparar las  imágenes cerebrales de aquellos que realizaban más cabeceos con las del  resto.
Además compararon las áreas en las que la actividad de las  moléculas de agua en la materia blanca del cerebro presentaba  desigualdades significativas. “Entre los dos grupos se observaron  diferencias en cinco regiones del cerebro en el lóbulo frontal y en la  región témporo-occipital", explica Lipton. Las áreas afectadas están  relacionadas con la atención, la memoria y ciertas funciones visuales  importantes.
El experto recuerda que “el fútbol es el deporte más  popular en todo el mundo y los niños lo practican habitualmente, por eso  se deben tener en cuenta estos resultados para proteger a los  jugadores".
(SINC) 
 
 
 





















