16 jun 2011

MITOS Y REALIDADES ACERCA DE LA MINERÍA A CIELO ABIERTO

1. La minería genera mayor empleo y desarrollo: FALSO. En el montaje de esta mentira colaboran asiduamente los medios masivos de comunicación y los funcionarios de turno. Ellos se encargan de difundir informes estadísticos y proyecciones para convencer a las poblaciones de cosas como “en poco tiempo veremos a Taraira inundada de trabajo”. En varias mineras suramericanas se decía que cada una reportaría más de 2.000 empleos directos. Sin embargo, estudios presentados por varias universidades demostraron que el trabajo real para obreros y técnicos de cada país se reducía a menos de un centenar, y eso en las épocas de construcción de infraestructura cuando requerían mano de obra no calificada y mal pagada, porque durante la explotación todo lo hacían las máquinas y los técnicos y profesionales importados.

Según un estudio de Arborvitae (IUCN, WWF),” los países del sur ricos en recursos minerales tienen tasas de crecimiento más lentas, niveles más bajos de bienestar social y distribuciones de ingreso mucho más inequitativas que los países en desarrollo no dependientes de minerales. De hecho, la base de recursos de las economías minerales ha sido más una maldición que una bendición”.

2. En términos ambientales y sociales, ninguna actividad industrial es más devastadora que la minería a cielo abierto: VERDADERO. Sobre esto hay consenso en la literatura mundial, y es por: las grandes dimensiones del terreno que afecta (bosques tropicales, laderas de montaña, cuencas hidrográficas, suelos agrícolas, biodiversidad, etc.), la enorme cantidad de materiales químicos y tóxicos que son vertidos al ambiente durante la explotación, el colapso que ocasiona en las economías agrícolas, ganaderas, piscícolas, silvícolas, los impactos sociales, y porque una vez finalizada la explotación minera, los millones de toneladas de material venenoso son abandonados sobre el terreno.

3. La minería enriquecerá al municipio de explotación, al departamento o al país: FALSO. Las grandes empresas mineras pagan al Estado menos del 3% de lo que ellas “dicen” que sacan. Luego el Estado les hace descuentos, deducciones y exenciones tributarias por mayor valor de lo que pagan. Es decir, se llevan el mineral y más encima hay que pagarles. Además, no se abastecen de proveedores locales, están exentas de importantes impuestos municipales como el de Industria y Comercio. Un ciudadano de Catamarca dice: “Nos creímos el cuento de que Andalgalá sería en Gran Departamento Minero, que construirían barrios, hospitales, rutas, hosterías para que vivan los mineros, servicios públicos de energía y acueducto permanente, que el efecto multiplicador económico sería tal que aquí no habría desocupados, y que desde el punto de vista turístico emergeríamos al país y al mundo como el Nuevo Mar del Plata o Punta del Este. A diez años de la explotación estamos encabezando las estadísticas de desocupación y pobreza del país, y encima estamos contaminados hasta los riñones”. La verdad es que quienes se enriquecen sólo son las empresas mineras, que luego van a los países del norte a exportar lo que prácticamente saquearon de los países del sur.

4. Las empresas dicen: el cianuro se descompone en productos no tóxicos: FALSO. Esta reacción tiene condiciones muy difíciles de lograr en caso de contaminación por filtración en napas o desbordes a cauces de agua. La reacción requiere: abundante oxígeno, medio neutro y luz solar, mientras que en napas, lagos y lagunas hay muchas zonas sin oxígeno y oscuras donde la reacción no podría ocurrir. Y aunque estas condiciones se cumplieran, la reacción es muy lenta. Según muestran unos estudios realizados por el geoquímico Robert Molan, incluso continúa la presencia de cianuro en Missouri (25 años después de la explotación minera) y en Auschwitz (45 años después del uso de gas CNH en las cámaras de exterminio usadas por los nazis).

5. La minería a cielo abierto es segura. No hay posibilidad de contaminación del agua potable: FALSO. No hay riesgos cero. Las dos clases más comunes de escapes de cianuro al medio ambiente resultan de: a) filtraciones en los forros (geomembranas colocadas debajo de los cúmulos y estanques); b) soluciones que se desbordan de los embalses de almacenamiento. Existen otra clase de contaminaciones e impactos negativos, que mencionamos anteriormente en nuestro capítulo “MINERÍA A CIELO ABIERTO”, que recomendamos releer, por lo cual no los repetimos ahora.

6. La minería a cielo abierto puede afectar la salud de las personas: VERDADERO.
Cianuro: una porción de cianuro más pequeña que un grano de arroz sería suficiente para matar a un adulto (en caso de que sean ingeridas, de 1 a 3 mg/kg del peso corporal, en caso de ser asimilados, de 100-300 mg/kg, y de 100-300 ppm si son aspirados). Una exposición a largo plazo a una dosis subletal podría ocasionar dolores de cabeza, pérdida del apetito, debilidad, náuseas, vértigo e irritación de los ojos y del sistema respiratorio.
Plomo: en mujeres embarazadas: nacimientos antes de término, alteraciones en el desarrollo fetal, reducción del peso al nacer, disminución del IQ en el niño (cociente de inteligencia), abortos espontáneos. En niños: al poder absorber hasta el 50% del plomo contenido en los alimentos y el agua, son más susceptibles al efecto neurotóxico del plomo que los adultos. En adultos: pueden absorber el 10% del plomo en alimentos y agua y provocar un aumento en la presión arterial. En hombres ocasiona trastornos reproductivos. Todos: en altas dosis ocasiona problemas al sistema nervioso y a los riñones. La American Conference of Governmental Industrial Hygienist, lo clasifica como “cancerígeno confirmado en animales de laboratorio”.

7. La fauna no se ve afectada por la minería a cielo abierto: FALSO. La destrucción del bosque ocasiona la muerte o la migración de animales. Concentraciones en el aire de 200 partes por millón (ppm) de cianuro de hidrógeno son letales para los animales, mientras que concentraciones tan bajas como 0.1 miligramos por litro (mg/l) son letales para especies acuáticas sensibles. Existen varios casos en los que debido a derrames de cianuro se acabó con la vida acuática por varios kilómetros, por ejemplo en la catástrofe de Summitville, en diciembre de 1992, en Colorado (EE.UU.), que eliminó la vida acuática a lo largo de 27 Km. del río Alamosa. Concentraciones subletales también afectan los sistemas reproductivos, tanto de los animales como de las plantas. Los estanques de cianuro seducen a las aves silvestres, como lo dijimos en capítulo anterior de “MINERÍA A CIELO ABIERTO”, que recomendamos releer.

8. El aire puede contaminarse a causa de la explotación minera a cielo abierto: VERDADERO.
El aire puede contaminarse con impurezas sólidas, por ejemplo polvo y combustibles tóxicos o inertes, capaces de penetrar hasta los pulmones, provenientes de diversas fases del proceso. También puede contaminarse con vapores o gases de cianuros, mercurio, dióxido de azufre contenidos en gases residuales, procesos de combustión incompleta o emanaciones de charcos o lagunas de aguas no circulantes con materia orgánica en descomposición. A todo esto hay que agregarle las variables que suponen nuestros vientos.

9. El Gobierno está a disposición de las grandes empresas mineras: VERDADERO. El Gobierno, con el cuento del estímulo a la “inversión extranjera”, parece decirles a ANGLO GOLD ASHANTI, a COSIGO FRONTIER MINING Co.,BARRICK GOLD, etc.: “señores, dígannos qué quieren, que se lo concederemos”. La explotación minera que se aplica en el continente responde a las políticas de la economía neoliberal que imponen los países del norte a los del sur. Estas compañías mineras, amparadas y protegidas por los gobiernos, hacen creer a la población, con ayuda de los medios de comunicación, que con esta actividad habrá mayor desarrollo y beneficio a las comunidades, cuando la realidad es totalmente otra.

10. Luego de la lixiviación, las grandes mineras reconstruyen ecológicamente el lugar: FALSO. Después de la lixiviación, el cúmulo de mineral ya procesado contiene todavía vestigios de la altamente tóxica solución de cianuro, por lo que muchas operaciones optan por tratar los desechos contaminados con cianuro enjuagando con agua fresca el cúmulo, hasta que la concentración de cianuro baje a un nivel inferior al máximo permitido (este nivel varía entre los estados y países). Una vez que la concentración de cianuro baja al nivel permitido, normalmente se deja en el lugar el material ya procesado, se compacta y puede que se haga o no se haga el esfuerzo de reconstruir ecológicamente el sitio. Asunto que el sistema de fiscalización oficial está en incapacidad de controlar.

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